El idioma de Cervantes

Siempre he querido escribir en español, pero nunca me he aventurado. Llevo alrededor de 10 años viviendo en el exterior y he construido gran parte de mi vida en idiomas que no son el mío: el alemán para el día a día, el inglés para el trabajo y ahora el chino.

¿Por qué escribo en inglés? Por comodidad, ya que la mayoría de lo que leo está en ese idioma. Pero también porque siento que el español me desnuda. Aquí no hay máscaras. Lo que escribo en mi lengua materna refleja quién soy de una manera más auténtica. En este artículo, explicaré mis razones y haré una introducción a lo que quiero escribir en español.

El idioma de la máquina de Turing

En el mundo de la computación, el inglés es la lingua franca: se da por sentado que todos lo manejamos, y la mayoría de la documentación no está traducida —solo las herramientas más populares—. Hackers influyentes han escrito sobre esto. Eric S. Raymond, en su artículo "How to Become a Hacker" ("Cómo convertirse en un hacker"), señala que un nivel funcional de inglés es una habilidad fundamental para ser considerado hacker.

Sin embargo, he notado que nuestros colegas chinos están rompiendo esa norma. Cada vez hay más librerías (conjuntos de utilidades para programar; en rigor, deberían llamarse bibliotecas) que priorizan el chino y ofrecen el inglés como alternativa.

El inglés, sin duda, se beneficia del efecto de red: cuanta más gente lo usa, más útil se vuelve. Incluso yo prefiero iniciar proyectos en este idioma.

Volviendo a casa

¿Significa esto que ahora voy a usar solo español? ¿Olvidarme de los demás idiomas y volverme un nacionalista lingüístico? Probablemente no, sobre todo por lo que mencioné antes sobre mi carrera. Pero sí creo que es importante considerar la internacionalización desde el inicio o, en su defecto, empezar en español y traducir gradualmente.

Suena pragmático, lo sé. Pero más allá de lo técnico, quiero usar este espacio para hablar de otros temas que siempre he querido explorar, como el budismo y el anarquismo. Temas que merecen palabras propias.